Fidelidad de Dios
Cuando el momento de la aflicción y la prueba llegan y tocan a la puerta, nos sentimos como Pablo y Silas cuando fueron azotados y encarcelados; con un corazón herido, el cuerpo molido por el dolor y con la mente y los pensamientos cautivos en una cárcel. Nos vemos desesperados y no hallamos la salida a la libertad. Pero eso es parte de los procesos que debemos vivir para hacernos fuertes y crecer. Es precisamente cuando somos pasados por el fuego que somos guardados por el ojo de DIOS. Al igual que Pablo y Silas no estamos solos, porque siempre DIOS está presente cuando atravesamos el valle de sombra. Luego de cada desierto y cada noche hay un sol brillante y un oasis de vida esperándote al otro lado con una bendición mayor. No te aferres a lo que te lastime, ni cierres tu mano para retener lo que ya no quiere ser parte de tí. Cuando una puerta se cierre, recuerda que una más grande está a punto de abrirse, abre tu mano para que DIOS pueda colocar en ella lo que tiene para tí y ll